jueves, 7 de noviembre de 2013

NUESTRA PRIMERA LECTURA COMÚN


Durante los meses de octubre y noviembre, hemos realizado nuestra primera lectura en común. Hemos elegido este libro clásico de aventuras porque queríamos hacer un viaje por tierras exóticas.

Entre todos hemos elaborado un resumen de la obra, te lo dejamos aquí para ver si te animmas a leerla.



SIMBAD EL MARINO

(Adaptación de Agustín Sánchez Aguilar)

Simbad conoce a Simbad.

Primer Viaje: La isla que cobró vida (Mercedes Jiménez)
Simbad el marino nació en Bagdad. Tuvo una infancia muy acomodada, pero por desgracia tuvo la muerte de sus padres a una edad muy temprana con lo que heredó una gran riqueza. Un día se vio sin nada excepto una casa y unos muebles que tuvo que vender para poder vivir. Con la venta de los muebles tuvo dinero suficiente para poder vivir una temporada.  Cuando se acabaron sus recursos, se  embarcó. Al pasar unos días se despertó en una isla que no conocía. Unos hombres le llevaron a una ciudad que estaba al otro lado de la isla donde encontró sus cosas y volvió a su ciudad con más riqueza que con las que llegó.

Segundo Viaje: El ave roc (Javier Ruiz)

    Simbad y sus compañeros embarcaron y llegaron a una isla donde se quedaron. A Simbad le entró sueño y se echó una siesta. Cuando despertó fue hacia la orilla pero sus compañeros se habían ido olvidando se de el. Entonces se subió a una palmera y vio una especie de cúpula. Cuando llegó vio que se trataba de un huevo gigante y de un ave llamado Roc. Simbad se amarró a su pata y fue así volando a unas montañas, donde habian diamantes y habitaban serpientes gigantes. Simbad se quedo a dormir en una de las madrigueras. Al despertar encontró un trozo de carne gigante que los mercaderes habían lanzado para recoger los diamantes que quedaron incrustados. Simbad se ató a el trozo de carne para k el ave Roc se lo llevase a su nido donde se encontró con los mercaderes. Una vez que Simbad les cuenta su historia de como llegó a la isla, estos les llevaron a Bagdag. Donde hace una mansión con el dinero que le dieron por la venta de los diamantes.

Tercer viaje: El gigante de un solo ojo (Gervasio Méndez)
    Simbad conoció una mujer sabia y hermosa con la que decidió casarse. Tenía todo lo que un hombre podía desear pero Simbad no se conformó con eso: quería vivir más aventuras. Una mañana se despidió de su esposa y se puso en camino de la aventura. Los tripulantes vieron una isla en el horizonte y el capitán se hecho a llorar como un niño y le preguntaron que qué le pasaba y contestó que las fuertes corrientes le llevaban a una isla muy peligrosa (la isla de los monos). Llegaron a la isla. Hasta la costa los monos salieron de la selva y empezaron atacar el barco. Simbad, el marino, se despertó en una isla donde había un gigante de un solo ojo al cabo de unos días salieron de la isla a salvo.


El cuarto viaje: Enterrados en vida. (Joaquín Zapata)

    El barco de Simbad naufragó y, de los cincuenta marineros, sólo sobrevivieron doce. Llegaron a un pueblo de una tribu en la que le dieron de comer un arroz envenenado que él no comió pero los otros marineros sí. A los otros se los llevaron para comérselos. Simbad escapó corriendo. Llegó a un pueblo en el que lo acogieron con mucho cariño, haciéndose  muy amigo del rey. Éste le dijo que se casara con una joven mujer y  aceptó aunque no se gustaba mucho la idea. A los pocos meses la mujer murió. En ese pueblo había una legendaria costumbre: el que se quedaba viudo lo enterraban con el muerto.  Siguiendo la tradición, lo  enterraron pero se escapó porque un hombre lo sacó.  Logró llegar  a su país porque lo recogió un barco en el mar.

El quinto viaje: El jinete de la patas de búfalo (Cristhian Milla)

    Simbad, en esta aventura, nos cuenta que se sentía enterrado en vida. Entonces decidió embarcarse en su propio navío, ya que su fortuna se lo permitía.

Al principio del viaje cuenta como, los primeros días, le parecieron espléndidos. A veces se permitía el capricho de parar en algunas islas con toda su tripulación.
Acababa de dormirse Simbad cuando de repente un marinero lo despertó diciéndole que fuera a ver lo que pasaba. Un viejo mercader le dijo que había cogido un huevo e iban a comérselo. Cuando Simbad vio que era una cría de  ‘roc’ les advirtió para que se fueran inmediatamente, pero ellos se negaron. Después del mediodía, una pareja de enormes pájaros empezó a planear sobre sus cabezas y ordenó irse de allí.

El sexto viaje: En el paraíso de Serendib (Claudia Bernal y Sandra Saavedra)

     Después de volver de su quinto viaje, Simbad se prometió no salir más de su ciudad. Sin embargo,  pero al haber llegado sus amigos de la India y contarle sus anécdotas, decidió hacerlo de nuevo porque quería conocer ese país.

Desde allí viajó a Oriente pero llegó una tempestad y rompió el barco. Él sobrevivió junto a nueves marinos. Llegaron a una isla, donde había muchos rubíes y esmeraldas, pero no había nada de comida, así que fueron muriendo uno a uno, pero Simbad sobrevivió.

Pero poco a poco sintió el suspiro de la muerte, entonces empleó sus pocas fuerzas en cavar una fosa, para cuando sintiera que iba a morir, se tumbara en ese lugar. Pero al final, decidió hacer una balsa, pensando que podría llegar a algún lugar con comida.

Llenó su balsa de esmeraldas y rubíes, por si le servirían para intercambiarlas por algo para comer. Después de mareos, oscuridad y del rumor de las aguas, consiguió dormir. Cuando se despertó, estaba rodeado de campesinos. No entendían su idioma, pero uno de ellos consiguió hacerlo, entonces, pidió comida.
No sólo comió sino que le curaron las heridas y además le llevaron a su ciudad a conocer al rey, así que, les explicó las historias de sus viajes. Al rey, a pesar de su riqueza, era honrado, porque decía que debía morir como todos los hombres.

Echando de menos su país, decidió irse en un barco. Así se lo  hizo saber al rey y lo entendió. El rey Serendib, le hizo preguntas antes de marcharse, después de esto, el rey se dio cuenta de que el rey de su país era muy generoso, El rey de su país, de Serebid le entregó unos regalos para el rey de Bagdad. Cuando se lo entregó al rey de Bagdad, se sintió tan complacido, que decidió entregárselo a los pobres.

Un mendigo se sintió agradecido, y le dijo Simbad que rezaría por todos sus viajes, el contestó que no haría falta, ya que por su edad, decidió no salir más de su ciudad.

El séptimo viaje: Al servicio de Harún-al-Rasid.

Adiós a la pobreza