Durante los meses de octubre y noviembre, hemos realizado nuestra primera lectura en común. Hemos elegido este libro clásico de aventuras porque queríamos hacer un viaje por tierras exóticas.
Entre todos hemos elaborado un resumen de la obra, te lo dejamos aquí para ver si te animmas a leerla.
SIMBAD EL MARINO
(Adaptación de Agustín Sánchez Aguilar)
Simbad
conoce a Simbad.
Primer
Viaje: La isla que cobró vida (Mercedes Jiménez)
Simbad el marino
nació en Bagdad. Tuvo una infancia muy acomodada, pero por desgracia tuvo la
muerte de sus padres a una edad muy temprana con lo que heredó una gran
riqueza. Un día se vio sin nada excepto una casa y unos muebles que tuvo que
vender para poder vivir. Con la venta de los muebles tuvo dinero suficiente
para poder vivir una temporada. Cuando
se acabaron sus recursos, se embarcó. Al
pasar unos días se despertó en una isla que no conocía. Unos hombres le
llevaron a una ciudad que estaba al otro lado de la isla donde encontró sus
cosas y volvió a su ciudad con más riqueza que con las que llegó.
Segundo
Viaje: El ave roc (Javier Ruiz)
Simbad y sus compañeros embarcaron y
llegaron a una isla donde se quedaron. A Simbad le entró sueño y se echó una
siesta. Cuando despertó fue hacia la orilla pero sus compañeros se habían ido
olvidando se de el. Entonces se subió a una palmera y vio una especie de
cúpula. Cuando llegó vio que se trataba de un huevo gigante y de un ave llamado
Roc. Simbad se amarró a su pata y fue así volando a unas montañas, donde habian
diamantes y habitaban serpientes gigantes. Simbad se quedo a dormir en una de
las madrigueras. Al despertar encontró un trozo de carne gigante que los
mercaderes habían lanzado para recoger los diamantes que quedaron incrustados.
Simbad se ató a el trozo de carne para k el ave Roc se lo llevase a su nido donde
se encontró con los mercaderes. Una vez que Simbad les cuenta su historia de
como llegó a la isla, estos les llevaron a Bagdag. Donde hace una mansión con
el dinero que le dieron por la venta de los diamantes.
Tercer
viaje: El gigante de un solo ojo (Gervasio Méndez)
Simbad conoció una mujer sabia y hermosa
con la que decidió casarse. Tenía todo lo que un hombre podía desear pero
Simbad no se conformó con eso: quería vivir más aventuras. Una mañana se
despidió de su esposa y se puso en camino de la aventura. Los tripulantes vieron
una isla en el horizonte y el capitán se hecho a llorar como un niño y le
preguntaron que qué le pasaba y contestó que las fuertes corrientes le llevaban
a una isla muy peligrosa (la isla de los monos). Llegaron a la isla. Hasta la
costa los monos salieron de la selva y empezaron atacar el barco. Simbad, el
marino, se despertó en una isla donde había un gigante de un solo ojo al cabo
de unos días salieron de la isla a salvo.
El
cuarto viaje: Enterrados en vida. (Joaquín Zapata)
El barco de Simbad naufragó y, de los
cincuenta marineros, sólo sobrevivieron doce. Llegaron a un pueblo de una tribu
en la que le dieron de comer un arroz envenenado que él no comió pero los otros
marineros sí. A los otros se los llevaron para comérselos. Simbad escapó
corriendo. Llegó a un pueblo en el que lo acogieron con mucho cariño,
haciéndose muy amigo del rey. Éste le
dijo que se casara con una joven mujer y
aceptó aunque no se gustaba mucho la idea. A los pocos meses la mujer
murió. En ese pueblo había una legendaria costumbre: el que se quedaba viudo lo
enterraban con el muerto. Siguiendo la
tradición, lo enterraron pero se escapó
porque un hombre lo sacó. Logró llegar a su país porque lo recogió un barco en el
mar.
El
quinto viaje: El jinete de la patas de búfalo (Cristhian Milla)
Simbad,
en esta aventura, nos cuenta que se sentía enterrado en vida. Entonces decidió
embarcarse en su propio navío, ya que su fortuna se lo permitía.
Al principio del viaje cuenta como, los
primeros días, le parecieron espléndidos. A veces se permitía el capricho de
parar en algunas islas con toda su tripulación.
Acababa de dormirse Simbad cuando de repente
un marinero lo despertó diciéndole que fuera a ver lo que pasaba. Un viejo mercader
le dijo que había cogido un huevo e iban a comérselo. Cuando Simbad vio que era
una cría de ‘roc’ les advirtió para que
se fueran inmediatamente, pero ellos se negaron. Después del mediodía, una pareja de enormes
pájaros empezó a planear sobre sus cabezas y ordenó irse de allí.
El
sexto viaje: En el paraíso de Serendib (Claudia Bernal y Sandra
Saavedra)
Después de volver de su quinto viaje,
Simbad se prometió no salir más de su ciudad. Sin embargo, pero al haber llegado sus amigos de la India y contarle sus anécdotas,
decidió hacerlo de nuevo porque quería conocer ese país.
Desde allí viajó a Oriente pero
llegó una tempestad y rompió el barco. Él sobrevivió junto a nueves marinos.
Llegaron a una isla, donde había muchos rubíes y esmeraldas, pero no había nada
de comida, así que fueron muriendo uno a uno, pero Simbad sobrevivió.
Pero poco a poco sintió el
suspiro de la muerte, entonces empleó sus pocas fuerzas en cavar una fosa, para
cuando sintiera que iba a morir, se tumbara en ese lugar. Pero al final,
decidió hacer una balsa, pensando que podría llegar a algún lugar con comida.
Llenó su balsa de esmeraldas y
rubíes, por si le servirían para intercambiarlas por algo para comer. Después
de mareos, oscuridad y del rumor de las aguas, consiguió dormir. Cuando se
despertó, estaba rodeado de campesinos. No entendían su idioma, pero uno de
ellos consiguió hacerlo, entonces, pidió comida.
No sólo comió sino que le curaron
las heridas y además le llevaron a su ciudad a conocer al rey, así que, les
explicó las historias de sus viajes. Al rey, a pesar de su riqueza, era
honrado, porque decía que debía morir como todos los hombres.
Echando de menos su país, decidió
irse en un barco. Así se lo hizo saber al
rey y lo entendió. El rey Serendib, le hizo preguntas antes de marcharse,
después de esto, el rey se dio cuenta de que el rey de su país era muy generoso,
El rey de su país, de Serebid le entregó unos regalos para el rey de Bagdad.
Cuando se lo entregó al rey de Bagdad, se sintió tan complacido, que decidió entregárselo
a los pobres.
Un mendigo se sintió agradecido,
y le dijo Simbad que rezaría por todos sus viajes, el contestó que no haría falta,
ya que por su edad, decidió no salir más de su ciudad.
El
séptimo viaje: Al servicio de Harún-al-Rasid.
Adiós
a la pobreza